martes, 31 de julio de 2007

Michelangelo Antonioni


La muerte a los 94 años del director Michelangelo Antonioni, que irrumpió en el panorama cinematográfico con películas que por primera vez representaban los problemas y angustias del hombre moderno tales como la dificultad para establecer relaciones auténticas entre las personas, la imposibilidad de comprender la realidad, y el desarraigo de los individuos ante una sociedad neocapitalista, fría y deshumanizada, cierra un ciclo histórico en el cine italiano.No solo aborda la crónica neorrealista, sino que abandona los ambientes burgueses y empieza a narrar el malestar existencial en el mundo proletario.


Filmografía

Gente del Po (1943/47)

N.U. - Nettezza urbana
(1948)

L'Amorosa menzogna
(1949)

Superstizione
(1949)

Sette canne un vestito
(1949)

La villa dei mostri
(1950)

La funivia del faloria
(1950)

Diario di un amor robado (Cronaca di un amore)
(1950)

I vinti
(1952)

La signora senza camelie
(1952/53)

Tentato suicidio
(1953)

Las amigas (Le amiche)
(1955)

El grito (Il grido)
(1956/57)

La aventura (L'Avventura)
(1959)

La noche (La notte) (1961)

El eclipse (L'eclisse) (1962)


El desierto rojo (Deserto rosso) (1964)

Tres perfiles de mujer (I tre volti) (1965)

Blow up Deseo de una mañana de verano (Blow-up) (1966)

Zabriskie Point (1970)
Chung Kuo, Cina (1972)
El reportero (Professione: reporter) (1974)

El misterio de Oberwald (Il mistero di Oberwald) (1980)


Identificación de una mujer (Identificazione di una donna) (1982)

Ritorno a Lisca Bianca
(1983)


Fotoromanza
(1984)


Kumbha Mela
(1989)


Roma
(1990)


Noto, mandorli, vulcano, Stromboli, carnevale
(1992)


Al di là delle nuvole
(1995)


Il filo pericoloso delle cose
(2002)




Blow-Up (Deseo de una mañana de verano)

Se trata de la adaptación del relato de Julio Cortázar "Las babas del diablo",
la historia de un fotógrafo que descubre fortuitamente un crimen mientras realiza
unas fotos en un parque.
Resulta paradójico que tuviera que ser un italiano, Michelangelo Antonioni, quien mejor haya fotografiado probablemente el Londres pop de los años 60. Según se cree, esta fue la
primera película de producción británica que mostró un desnudo femenino frontal.

Una de las películas más aclamadas de
Antonioni, premiada en el Festival de Cannes con la prestigiosa Palma de Oro.
(FILMAFFINITY)





L'ECLISSE Alain Delon y Monica Vitti

http://www.italica.rai.it

lunes, 30 de julio de 2007

Nudos - Ronald Laing





Ellos juegan un juego. Ellos juegan a no jugar un juego. Si yo les muestro que lo veo así, romperé las reglas y ellos me castigarán. Yo debo jugar el juego de ellos, que consiste en no ver que yo veo el juego. ****** Ellos no se divierten. Yo no puedo divertirme si ellos no se divierten. Si yo los hago divertirse, podría divertirme con ellos. Hacerlos divertirse no es entretenido. Es un rudo trabajo. Podría divertirme descubriendo porqué ellos no se divierten. No se me prohibe complacerme en buscar porqué ellos no se divierten. Pero hay un cierto placer en aparentar ante ellos que yo no me divierto, en descubrir porqué ellos no se divierten. Se aproxima una niña y me dice: "Divirtámonos". Pero divertirse es una pérdida de tiempo, porque esto no ayuda a descubrir porqué ellos no se divierten. ****** Nosotros tenemos el deber de enseñar a nuestros hijos a que nos amen, nos respeten y nos obedezcan. Si ellos no lo hacen, deben ser castigados, si no, nosotros no estaríamos cumpliendo nuestro deber. Si ellos crecen amándonos, respetándonos y obedeciéndonos, seremos bendecidos por haberlos educado bien. Si ellos crecen sin amarnos, respetarnos ni obedecernos, o bien los hemos educado convenientemente, o bien no lo hemos hecho. Si lo hemos hecho, debe haber algo que anda mal en ellos; si no lo hemos hecho, debe haber algo que anda mal en nosotros. Los hijos tienen el deber de respetar a sus padres. Y los padres tienen el deber de enseñar a sus hijos a respetarlos dándoles un buen ejemplo. Los padres que no dan un buen ejemplo a sus hijos no merecen su respeto. Si nosotros les damos un buen ejemplo, creemos que al crecer nos estarán agradecidos porque ellos mismos llegarán a ser padres. Si ellos son insolentes, no nos respetarán por no haberlos castigado por no respetarnos. No es bueno mimar a un hijo. Hacer lo que ellos quieren es lo más fácil, pero ellos no nos respetarán por dejarlos salirse con la suya. Cuando crezcan, no nos respetarán si no los castigamos por no respetarnos. ****** Mi madre me ama. Yo me siento bien. Me siento bien porque ella me ama. Soy bueno porque me siento bien. Me siento bien porque soy bueno. Mi madre me ama porque soy bueno. Mi madre no me ama. Yo me siento mal. Me siento mal porque ella no me ama. Soy malo porque me siento mal. Me siento mal porque soy malo. Soy malo porque ella no me ama. Ella no me ama porque soy malo. ****** Yo no me estimo. No puedo estimar a alguien que me estime. Sólo puedo estimar a alguien que no me estime. Yo estimo al que no me estima. Yo menosprecio al que no me menosprecia. Sólo una persona despreciable podría estimar a alguien tan despreciable como yo. No puedo amar a alguien a quien yo menosprecie. Si amo a alguien no puedo creer que ese alguien me ame. ¿Qué prueba podría darme? Ciertas personas tienen indiscutiblemente una notable capacidad de tener a los demás bien atados con nudos. Hay quienes destacan en hacer nudos y quienes destacan en dejarse enredar. Con frecuencia, ni el que ata ni el atado saben cómo sucede esto o no tienen conciencia de que ya está sucediendo. Impresiona constatar hasta qué punto les resulta difícil a las partes en juego ver lo que pasa. No olvidemos que el hecho de no ver que existe un nudo forma parte del nudo. Ronald D. Laing. Psiquiatra inglés.




Ingmar Bergman (Suecia, 1918-2007)


Dos semanas después de haber cumplido 89 años falleció en su retiro de las islas Faroe el cineasta sueco Ingmar Bergman, autor de unas 60 películas y uno de los grandes genios del séptimo arte. Profundo buceador del alma humana, abandonada por un Dios indiferente o sola ante el mundo o en medio de duras batallas familiares, Bergman fue un creador absoluto, enemigo de todo compromiso y defensor a ultranza de su vida privada, que mantuvo al margen de la prensa. Hijo de un pastor protestante con el que mantuvo una tirante relación que se advierte en las innumerables figuras paternas negativas de su producción (solo en las últimas dos décadas pareció haberse reconciliado con él, como lo muestra ese ensoñador paseo en bicicleta de padre e hijo en el autobiográfico "Los niños del domingo"), Bergman se sintió atraído primero por el teatro y luego por el cine. Animador de veladas teatrales con títeres junto a su hermana cuando era apenas un niño -revisitadas en "Fanny y Alexander-, a los 23 años Bergman escribió su primera pieza, "La muerte de Gaspar", tras haber debutado como director primero en la provinciana Goteborg y luego en Estocolmo. Contratado primero como guionista (para los más grandes directores de su época, como Alf Sjöberg y Gustav Molander), Bergman consiguió casi inmediatamente pasar a a la dirección con "Crisis" en 1946, producida por uno de sus mitos, Victor Sjöstrom, que once años más tarde fue el protagonista de uno de sus filmes más conmovedores, "Cuando huye el día" -o "El rinconcito de fresas"- (mejor filme en Mar del Plata, en 1957). Con pocas excepciones como las parturientas de "Tres almas desnudas" o la pícara "Sonrisas de una noche de verano", el cine de Bergman habla del sexo como culpa, de la ausencia de Dios, de la violencia dentro y fuera de los muros familiares. Su cine atrajo en principio por la transgresión, como el caso de "Un verano con Mónica", su primer éxito internacional, pero muy pronto los críticos más advertidos, empezando por los argentinos Edgardo Cozarinsky y Alberto Tabbia (que publicaron el primer ensayo sobre Bergman) y los uruguayos Emir Rodríguez Monegal y Homero Alsina Thevenet (que escribieron el primer artículo sobre su cine fuera de Suecia) lo colocaron entre lo mejor del cine nórdico. Pero fue en la década del 60 que el mundo bergmaniano desplegó toda su riqueza y profundidad con "Detrás de un vidrio oscuro" y su pareja aislada en una isla solitaria (la de Faroe, que fue a partir de entonces su residencia favorita), "Luz de invierno", su filme preferido con su pastor en crisis, "El silencio" con sus dos hermanas en conflicto, "Persona" con la paciente muda y la enfermera parlante, "La hora del lobo", con el terror de la muerte, y "Vergüenza", con el horror de la guerra.

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Filmografía (como director)
1946 Crisis ("Kris")
1946 Llueve sobre nuestro amor ("Det regnar på vår kärlek")
1947 Barco a la India ("Skepp till India land")
1948 Música en la noche ("Musik i mörker")
1948 Puerto ("Hamnstad")
1949 El demonio nos gobierna ("Fängelse")
1949 Tres amores extraños ("Törst")
1950 La alegría ("Till glädje")
1950 Sånt händer inte här
1951 Juegos de verano ("Sommarlek")
1952 Secretos de mujeres ("Kvinnors väntan")
1953 Un verano con Mónica ("Sommaren med Monika")
1953 Noche de circo ("Gycklarnas afton")
1954 Una lección de amor ("En Lektion i kärlek")
1955 Confesión de pecadores ("Kvinnodröm")
1955 Sonrisas de una noche de verano ("Sommarnattens leende")
1957 Bakomfilm smultronstället
1957 El séptimo sello ("Det Sjunde inseglet")
1957 Herr Sleeman kommer (TV)
1957 Fresas salvajes ("Smultronstället")
1958 Tres almas desnudas ("Nära livet")
1958 Venetianskan (TV)
1958 Rabies (TV)
1958 El rostro ("Ansiktet")
1960 Oväder (TV)
1960 El manantial de la doncella ("Jungfrukällan")
1960 El ojo del diablo ("Djävulens öga")
1961 Como en un espejo ("Såsom i en spegel")
1963 Ett Drömspel (TV)
1963 Los comulgantes ("Nattvardsgästerna")
1963 El silencio ("Tystnaden")
1964 Ni hablar de esas mujeres ("För att inte tala om alla dessa kvinnor")
1965 Don Juan (miniserie TV)
1966 Persona
1967 Los estimulantes ("Stimulantia", segmento "Daniel")
1968 La hora del lobo ("Vargtimmen")
1968 La vergüenza ("Skammen")
1969 El rito prohibido ("Riten", TV)
1969 Pasión ("En Passion")
1971 La carcoma ("Beröringen")
1972 Gritos y susurros ("Viskningar och rop")
1973 Secretos de un matrimonio ("Scener ur ett äktenskap")
1974 Misantropen (TV)
1975 La flauta mágica ("Trollflöjten", TV)
1976 Cara a cara, al desnudo ("Ansikte mot ansikte")
1977 El huevo de la serpiente ("The Serpent's Egg")
1978 Sonata de otoño ("Höstsonaten")
1979 Documento sobre Farö ("Fårö-dokument", TV)
1980 De la vida de las marionetas ("Aus dem Leben der Marionetten")
1982 Fanny y Alexander ("Fanny och Alexander")
1983 Hustruskolan (TV)
1984 Karins ansikte
1984 Después del ensayo ("Efter repetitionen")
1986 Diario de una filmación ("Dokument Fanny och Alexander")
1986 Los escogidos ("De Två saliga, TV)
1992 Markisinnan de Sade (TV)
1993 Backanterna (TV)
1995 Sista skriket (TV)
1997 En presencia del payaso ("Larmar och gör sig till", TV)
2000 Bildmakarna (TV)
2003 Saraband (TV)

Galardones:
1 Praemium Imperiale (1991)
1 Berlín Fresas salvajes, 1958
1 Mar del Plata Cuando huye el día, 1959
3 Oscar El manantial de la doncella, 1960 - Como en un espejo, 1961 - Fanny y Alexander, 1983
1 Erasmus (1965)
1 Goethe (1976)



Ingmar Bergman por Woody Allen



¡La voz del genio! "Día tras día me llevaban o me arrastraban, gritando de angustia, al colegio. Vomitaba encima de cualquier cosa, desfallecía y perdía el sentido del equilibrio." Sobre su madre: "Intenté abrazarla y besarla, pero me apartó con una bofetada." Sobre su padre: "Las palizas brutales eran su argumento favorito." "Me pegó, y yo le devolví el golpe. Se tambaleó, y acabó sentado en el suelo." "Llevaron a mi padre al hospital, para operarle de un tumor maligno en el esófago. Mi madre quería que yo fuese a visitarle. Le contesté que no tenía tiempo ni ganas." Sobre su hermano: "Mi hermano tenía escarlatina... (naturalmente, yo esperaba que se muriera. La enfermedad era peligrosa en aquellos días)." "Cuando mi hermano abrió la puerta, le golpeé con la garrafa en la cabeza. La garrafa se hizo añicos y mi hermano se desplomó mientras la sangre manaba de la herida. Alrededor de un mes más tarde, me agredió sin previo aviso, y me saltó dos dientes. Respondí pegándole fuego a la cama mientras dormía." Sobre su hermana: "Mi hermano mayor y yo, normalmente enemigos mortales, hacíamos las paces y tramábamos planes para asesinar a ese diablillo repulsivo." Sobre él mismo: "Una o dos veces en mi vida he acariciado la idea de suicidarme."

Un entorno religioso: "La mayor parte de nuestra educación se basaba en conceptos tales como el pecado, la confesión, el castigo, el perdón y la gracia. Este hecho bien pudo contribuir a nuestra sorprendente aceptación del nazismo." Y finalmente, una evaluación de la vida: "Se nace sin objeto, se vive sin sentido... Y al morir, no queda nada."

Con esos antecedentes uno tiene que ser un genio. O eso, o hacer muecas en una celda cerrada a cal y canto y con paredes almohadillas con cargo al Estado. No me inspiraban motivos precisamente nobles cuando vi mi primera película de Ingmar Bergman. Los hechos fueron así: yo era un adolescente que vivía en Brooklyn, y corrió la voz de que iban a dar en un cine del barrio una película sueca, donde una muchacha se bañaba completamente desnuda. Raras veces he pasado la noche en la calle para ser el primero en la cola de una película, pero cuando Un verano con Mónica se estrenó en el cine Jewel, en Flatbush, un chico pelirrojo con gafas de negra montura fue visto atropellando a ciudadanos respetables en su afán por conseguir la butaca más selecta y discreta.

Yo no sabía quién era el director de la película, ni me importaba, ni tenía sensibilidad entonces para apreciar su fuerza: la ironía, las tensiones, el estilo expresionista alemán con su poética fotografía en blanco y negro y los toques eróticos sadomasoquistas. Yo salí pensando únicamente en el momento en que Harriet Andersson se quita la ropa, y aunque era mi primer contacto con un director que acabaría considerando con fervor como el mejor de todos, no lo comprendí entonces. Hasta que unos pocos años más tarde, en busca de algo más estimulante que una tarde de minigolf, la chica con que me había citado y yo fuimos paseando para ver una película titulada Noche de circo. Yo era un poco mayor y empezaba a sentir un más amplio interés por el cine, y la experiencia fue decididamente más profunda esta vez. El sentido alemán seguía siendo su influencia principal y había una paliza tremenda, sádica en el clímax; aunque el argumento no estaba del todo centrado, la película había sido dirigida con tan inmenso talento, que estuve en vilo en mi butaca hora y media, con los ojos como platos. Realmente, la secuencia en la que Frost, el payaso, va a buscar a su casquivana esposa, que chapotea desnuda en el agua para divertir a unos cuantos soldados, era tan magistral en su planificación, ritmo de montaje e inspirada evocación de la humillación y el dolor, que había que retroceder hasta Eisenstein para hallar una fuerza cinematográfica comparable. Esta vez, desde luego, anoté el nombre del director, que era sueco y que, como me pasaba siempre entonces, archivé y olvidé.

Hasta fines de los cincuenta, cuando llevé a la que era mi mujer entonces a ver una película muy comentada y con el título no muy prometedor de Wild Strawberries (Fresas silvestres) no comenzó lo que se convertiría en una adicción de por vida a las películas de Ingmar Bergman. Todavía me acuerdo que la vi con la boca seca y el corazón latiendo con fuerza desde la primera y misteriosa secuencia inicial del sueño hasta el sereno primer plano final. ¿Quién podría olvidar tales imágenes? El reloj sin agujas. El carruaje tirado por un caballo que se atasca. El sol cegador y el rostro del viejo arrastrado al ataúd por su propio cadáver. Evidentemente, había ahí un maestro con un estilo inspirado y personal; un artista de profunda inquietud e intelecto, cuyas películas se revelarían a la altura de la gran literatura europea. Poco después vi El mago, una audaz dramatización en blanco y negro de ciertas ideas de Kierkegaard presentadas como un cuento de ocultismo, potenciadas por una cámara hipnótica, original, cuyo estilo hallaría su crescendo años más tarde en la onírica Gritos y susurros. La referencia a Kierkegaard no acarrea que la película sea árida o didáctica en exceso. Tengan la plena seguridad, por favor, de que El mago, como la mayoría de las películas de Bergman, posee un brillante sentido del espectáculo.

Porque, además de todo eso –y quizá lo más importante– Bergman sabe entretener, es un gran narrador de historias que jamás pierde de vista un hecho: sean cuales fueren las ideas que desea comunicar, las películas tienen que emocionar al público. Su teatralidad es realmente inspirada, e imaginativo su empleo de la iluminación gótica, pasada de moda, y las elegantes composiciones. El exagerado surrealismo de sueño y símbolos, el montaje inicial de Persona, la cena de La hora del lobo, y en La pasión de Ana, el descaro de parar a intervalos el absorbente relato, para que los actores expliquen al público lo que intentan expresar, constituyen momentos de gran espectáculo.

El séptimo sello fue siempre mi película favorita, y me acuerdo de cuando la vi, con no mucho público, en el viejo cine New Yorker. ¿Quién podría imaginar que un tema semejante pudiese proporcionar una tan agradable experiencia? Si tuviese que explicar el argumento, para convencer a un amigo de que la viese conmigo, ¿qué podría yo decir? "Bueno, transcurre en una Suecia medieval azotada por la peste y explora los límites de la fe y de la razón a partir de conceptos filosóficos daneses y hasta cierto punto alemanes." Eso no guarda gran relación con lo que se entiende por pasar un rato divertido, pero está todo contado con imaginación, suspenso y olfato tan pasmosos, que uno se queda clavado como un niño oyendo un desgarrador cuento de hadas. La negra silueta de la Muerte aparece de pronto en una playa, y el Caballero de la Razón la desafía a una partida de ajedrez, intentando ganar tiempo y descubrir algún sentido en la vida. La fábula arranca y se despliega con siniestra inevitabilidad. ¡Y las imágenes, una vez más, quitan el aliento! Los flagelantes, la quema de la bruja (digna de Carl Dreyer), y el final, con la Muerte que conduce el baile de los condenados al infierno, en uno de los planos más memorables de todos los tiempos.

Bergman es prolífico, y las películas que siguieron a sus primeras obras han sido ricas y variadas, según sus obsesiones se desplazaron del silencio de Dios a las torturadas relaciones de almas llenas de angustia que tratan de comprender sus sentimientos. (En realidad, las películas descritas no son exactamente sus primeras, sino obras medias, porque había dirigido algunas películas, desconocidas hasta que su estilo y reputación fueron generalmente reconocidos. Estas primeras películas son muy buenas, pero sorprendentemente convencionales, sabiendo adónde irían a parar.) En los cincuenta había asimilado sus influencias, al tiempo que su genio se afirmaba. Los alemanes todavía le impresionaban. Yo veo a Fritz Lang en su obra, y a Carl Dreyer, el danés. Y también a Chéjov, Strindberg y Kafka.

Yo divido sus películas entre las que son sencillamente soberbias (Detrás de un vidrio oscuro, Luz de invierno, El silencio, La fuente de la doncella, La pasión de Ana, por citar algunas) y las obras maestras verdaderamente notables (Persona, Gritos y susurros y Escenas de la vida conyugal), junto con otras que había visto antes. Hay también películas atípicas como Vergüenza y Fanny y Alexander, que proporcionan sus propios placeres particulares, e incluso algún traspié ocasional como El huevo de la serpiente o Cara a cara.

Pero hasta en los experimentos menos afortunados de Bergman hay instantes memorables. Ejemplos: el sonido de una sierra fuera de la ventana durante una escena íntima entre los amantes adúlteros en El toque, y el momento en que Ingrid Bergman enseña a su patética hija cómo debe interpretarse al piano cierto preludio en Sonata de otoño. Sus fracasos son con frecuencia más interesantes que los logros de otros. Y pienso ahora en De la vida de las marionetas y Después del ensayo.

Una digresión sobre el estilo. El ámbito predominante en las películas acostumbraba a ser el mundo físico, externo. Sin duda, así ha sido durante años. Ahí están las películas cómicas y los westerns, y las películas de guerra, y las de persecución, y las películas de gángsters, y las películas musicales, para atestiguarlo. Pero, al afirmarse la revolución freudiana, sin embargo, el ámbito más fascinante del cine derivó hacia lo interior, y las películas se encontraron con un problema. La psique no es visible. ¿Y qué hay que hacer cuando las batallas más interesantes se libran en el corazón y en la mente? Bergman desarrolló un estilo para abordar el interior del hombre, y es el único director que ha explorado los campos de batalla del alma hasta el último confín. Impunemente, ha escrutado con su cámara los rostros hasta perder la conciencia del tiempo, mientras sus actores y actrices lidiaban con su propia angustia. Y veías grandes interpretaciones en tremendos primeros planos que duraban mucho más tiempo del que los libros de texto consideran conveniente para el arte del cine. Los rostros lo son todo para Bergman. Primeros planos. Más primeros planos. Extremados primeros planos. Creó sueños y fantasías, para combinarlos con tanta delicadeza con la realidad, que gradualmente un cierto sentido de la interioridad humana salió a la superficie. Y empleó enormes silencios con increíble eficacia. El territorio de las películas de Bergman es diferente del de sus contemporáneos. Hace juego con las playas desoladas de la isla rocosa donde habita. Ha encontrado un medio para mostrar el paisaje del alma. (Ha dicho que ve el alma como una membrana, una membrana roja, y así la mostró en Gritos y susurros.) Al rechazar la norma de acción convencional establecida en el cine, ha permitido que en el interior de los personajes bramen guerras tan agudamente visuales como los movimientos de un ejército. Vean Persona.

Por si esto fuera poco, damas y caballeros, Bergman es un director barato. Es rápido, sus películas cuestan poco, y su minúscula banda de colaboradores es capaz de completar una verdadera obra de arte en la mitad del tiempo y por una décima parte del dinero que muchos dilapidarían en un suntuoso desperdicio de celuloide. Y, además, escribe los guiones él solito. ¿Qué más se puede pedir? Significado, profundidad, estilo, imágenes, belleza visual, tensión, instinto narrativo, rapidez, economía, fecundidad, innovación, una dirección de actores sin par. A todo eso me refiero cuando digo que es el mejor. Tal vez otros directores le superan en áreas aisladas, pero nadie es un artista tan competo como él.

De acuerdo, volvamos a Linterna mágica, su libro. Habla mucho de problemas del estómago. Pero es interesante. Es informal, anecdótico. No es cronológico, como se supone que debería ser la historia de la vida de uno. No se monta una saga acerca de cómo empezó y, poco a poco, dominó el teatro y el cine de Suecia. La narración da saltos, hacia delante y hacia atrás, aparentemente a capricho de la inspiración del autor. Contiene extrañas anécdotas y sentimientos tristes. Una extraña anécdota: de niño se quedó encerrado en un depósito de cadáveres, donde le fascinó el cuerpo desnudo de una muchacha. Un sentimiento triste: "Mi mujer y yo vivimos muy próximos. Uno de los dos piensa, y el otro responde, o al revés. No sé cómo definir nuestra afinidad. Pero un problema es insoluble. Algún día un golpe caerá para separarnos. Y ningún dios afable nos convertirá en árboles que den sombra a la granja." Omite cosas que uno creía que iba a considerar. Sus películas, por ejemplo. Bueno, tal vez no las omita exactamente, pero dice mucho menos de lo que cabía esperar, considerando que ha hecho más de cuarenta. Tampoco se habla mucho de sus esposas en este libro. Las ha tenido en abundancia. (Y montones de hijos también, aunque apenas se les mencione.) Entre ellas está Liv Ullmann, que vivió años a su lado, fue la madre de unos de sus hijos, y una gran estrella en sus películas. Tampoco se dice mucho sobre los actores y las actrices de sus películas.

¿Y qué hay entonces? Pues hay muchas revelaciones apasionantes, pero sobre su infancia en la mayor parte. Y sobre su trabajo en el teatro. Detalle interesante, dibuja cada escena antes de ensayarla. Y hay un relato emocionante de cómo dirigía a Anders Ek, un actor en varias de sus películas, enfermo de leucemia y que utilizaba su miedo a la muerte próxima para interpretar un personaje de Strindberg. Bergman adora el teatro. Es su verdadera familia. De hecho, la cálida, entrañable familia de Fanny y Alexander nunca existió en la realidad, es un símbolo del teatro. (Eso no está en el libro. Pero lo sé.) Bergman habla también de sus enfermedades: "He padecido varias dolencias indefinibles, y no puedo decir a ciencia cierta si deseaba sobrevivir o no." Y sobre sus funciones corporales: "En todos los teatros donde he trabajado un cierto tiempo, he tenido siempre mi propio retrete."

Su crisis mayor también está aquí, el escándalo de los impuestos. Uno se queda hipnotizado leyendo su recuento. En 1976, Bergman fue groseramente sacado de un ensayo y llevado a la jefatura de policía para declarar sobre el dinero que debía al gobierno, porque su declaración era incorrecta. Eso es algo que puede pasar cuando uno recurre a un gestor, presume que él lo llevará todo estupenda y abiertamente, y descubre luego que, confiadamente, ha firmado papeles sin entenderlos, o siquiera leerlos. La cuestión está en que Bergman era inocente de la acusación de fraude premeditado, pero la hacienda sueca no evitó que las autoridades le trataran de forma desabrida y cerril. El resultado fue una depresión nerviosa, una hospitalización, y un exilio autoimpuesto en Alemania, entre sentimientos de rabia y profunda humillación.

En fin, la imagen que uno saca es la de una personalidad altamente emotiva, no fácilmente adaptable a la vida en este mundo frío y cruel, pero muy profesional y productiva, y desde luego un genio del arte dramático. A juzgar por la traducción, Bergman escribe muy bien y, con frecuencia, sus descripciones prenden y emocionan. Yo devoré cada página, pero no se me puede hacer demasiado caso, porque siento el mayor interés hacia este artista particular. Se me hace difícil creer que ha cumplido ya los setenta años. En su libro recuerda que, cuando tenía diez años, le regalaron una linterna mágica, que proyectaba sombras en la pared. Eso despertó en él una pasión amorosa por el cine, conmovedora en la intensidad de su sentimiento. Ahora que su fama es mundial y ya no hace más películas, escribe lo siguiente: "La butaca es cómoda, la habitación acogedora, se hace la oscuridad y las primeras imágenes tiemblan en la pantalla blanca. Todo está en calma, el proyector susurra débilmente en la insonorizada sala de proyección. Las sombras se mueven, vuelven sus rostros hacia mí, quieren que preste atención a sus destinos. Han pasado sesenta años, pero la emoción sigue siendo la misma."



(*) Tomado de La Jornada Semanal. Domingo 22 de junio de 2003. Num. 43

Màscaras


Cada vez que me pongo una máscara para tapar mi realidad, finjo ser lo que no soy, finjo no ser lo que en realidad soy, y lo hago para atraer a la gente Luego descubro que sólo atraigo a otros enmascarados, personas que no quieren VIVIR su propia realidad y con esto estoy alejando a las demás personas que no tienen miedo ni vergüenza de vivir como son; y las alejo de mí debido a un estorbo: La máscara. (La hipocresía) Pienso que el uso de la máscara va evitar que la gente vea mis debilidades; luego descubro que al no ver mi humanidad, los demás no me quieren por lo que soy, sino por la máscara que no es sino una falacia Uso una máscara para preservar mis amistades; luego descubro que si pierdo un amigo por haber sido autentico, realmente no era amigo mío, sino que era amigo de la máscara Me pongo una máscara para evitar ofender a alguien y ser diplomático; luego descubro que aquello que más ofende a las personas con las que quiero establecer una amistad sincera y autentica, es la máscara La máscara representa la hipocresía, la mentira, la falsedad, el engaño; es una pantalla para proyectar la película que quiero que otros vean y no la verdadera película de mi vida a mi manera de ser expresivamente sincera y transparente Me pongo una máscara, convencido de que es lo mejor que puedo hacer para ser amado Luego descubro la triste paradoja: lo que más deseo lograr con mis máscaras, es precisamente lo que impido con ellas cuando son PERSONAS de valía ¿Cuántos de nosotros preferimos vivir con máscaras puesta en lugar de quitárnoslas y convertirnos en personas reales y autenticas?

domingo, 29 de julio de 2007

UNA LLAMADA AL AMOR Anthony de Mello - Meditaciòn II




"Si alguno viene a mí, y no odia a su padre ni a su madre,
a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas
y hasta su propia vida no puede ser discípulo mío".
(Lc 14.?6)

Echa un vistazo al mundo y observa la infelicidad que hay en torno a ti y dentro de ti mismo. ¿Acaso sabes cuál es la causa de tal infelicidad? Probablemente digas que la causa es la soledad, o la opresión, o la guerra, o el odio, o el ateísmo... Y estarás equivocado. La infelicidad tiene una sola causa: las falsas creencias que albergas en tu mente; creencias tan difundidas, tan comúnmente profesadas. que ni siquiera se te ocurre la posibilidad de ponerlas en duda. Debido a tales creencias. ves el mundo v te ves a ti mismo de una manera deformada. Estás tan profundamente "programado" y padeces tan intensamente la presión de la sociedad que te ves literalmente obligado a percibir el mundo de esa manera deformada. Y no hay solución, porque ni si quiera sospechas que tu percepción está deformada, que piensas de manera equivocada, que tus creencias son falsas.

Mira en derredor tuvo y trata de encontrar a una sola persona que sea auténticamente feliz: sin temores de ningún tipo, libre de toda clase de inseguridades, ansiedades, tensiones, preocupaciones... Será un milagro si logras encontrar a una persona así entre cien mil. Ello debería hacerte sospechar de la "programación" y las creencias que tanto tú como esas personas tenéis en común. Pero resulta que también has sido "programado" para no abrigar sospechas ni dudas y para limitarte a confiar en lo que tu tradición, tu cultura, tu sociedad y tu religión te dicen que des por sentado. Y si no eres feliz, ya has sido adiestrado para culparte a ti de ello, no a tu "programación" ni a tus ideas y creencias culturalmente heredadas. Pero lo que empeora aún más las cosas es el hecho de que la mayoría de las personas han sufrido tal lavado de cerebro que ni siquiera se dan cuenta de lo infelices que son...: como el hombre que sueña y no tiene ni idea de que está soñando.

¿Cuáles son esas falsas creencias que te apartan de la felicidad? Veamos algunas. Por ejemplo, ésta: "No puedes ser feliz sin las cosas a las que estás apegado y que tanto estimas". Falso. No hay un solo momento en tu vida en el que no tengas cuanto necesitas para ser feliz. Piensa en ello durante un minuto... La razón por la que eres infeliz es porque no dejas de pensar en lo que no tienes, en lugar de pensar más bien en lo que tienes en este momento. O esta otra: "La felicidad es cosa del futuro". No es cierto. Tú eres feliz aquí y ahora; pero no lo sabes. Porque tus falsas creencias y tu manera deformada de percibir las cosas te han llenado de miedos, de preocupaciones, de ataduras, de conflictos, de culpabilidades y de una serie de "juegos" que has sido "programado" para jugar. Si lograras ver a través de toda esa maraña, comprobarías que eres feliz... y no lo sabes.

Otra falsa creencia: "La felicidad te sobrevendrá cuando logres cambiar la situación en que te encuentras y a las personas que te rodean". Tampoco es cierto. Estás derrochando estúpidamente un montón de energías tratando de cambiar el mundo. Si tu vocación en la vida es la de cambiar el mundo. ¡adelante, cámbialo!; pero no abrigues la ilusión de que así lograrás ser feliz. Lo que te hace feliz o desdichado no es el mundo ni las personas que te rodean, sino los pensamientos que albergas en tu mente. Tan absurdo es buscar la felicidad en el mundo exterior a uno mismo como buscar un nido de águilas en el fondo del mar. Por eso, si lo que buscas es la felicidad, ya puedes dejar de malgastar tus energías tratando de remediar tu calvicie, o de conseguir una figura atractiva, o de cambiar de casa, de trabajo, de comunidad, de forma de vivir o incluso de personalidad. ¿No te das cuenta de que podrías cambiar todo eso, tener la mejor de las apariencias, la más encantadora personalidad, vivir en el lugar más hermoso del mundo... y, a pesar de ello, seguir siendo infeliz? En el fondo, tú sabes que esto es cierto; sin embargo, te empeñas en derrochar esfuerzos y energías tratando de obtener lo que sabes muy bien que no puede hacerte feliz.

Y otra falsa creencia más: "Si se realizan todos tus deseos, serás feliz". También esto es absolutamente falso. De hecho, son precisamente esos deseos los que te hacen vivir tenso, frustrado, nervioso, inseguro y lleno de miedos. Haz una lista de todos tus apegos y deseos, y a cada uno de ellos dile estas palabras: "En el fondo de mi corazón, sé que aunque te obtenga te alcanzaré la felicidad". Reflexiona sobre la verdad que encierran estas palabras. Lo más que puede proporcionarte el cumplimiento de un deseo es un instante de placer y de emoción. Y no hay que confundir eso con la felicidad.

¿Qué es entonces, la felicidad? Muy pocas personas lo saben, y nadie puede decírtelo, porque la felicidad no puede ser descrita. ¿Acaso puedes describir lo que es la luz a una persona que no ha conocido en toda su vida más que la oscuridad? ¿O puedes quizá describir la realidad a alguien durante un sueño? Comprende tu oscuridad, y ésta se desvanecerá; entonces sabrás lo que es la luz. Comprende tu pesadilla como tal pesadilla, y ésta cesará; entonces despertarás a la realidad. Comprende tus falsas creencias, y éstas perderán fuerza; entonces conocerás el sabor de la felicidad.

Si las personas desean tanto la felicidad, ¿por qué no intentan comprender sus falsas creencias? En primer lugar, porque nunca las ven como falsas, ni siquiera como creencias. De tal manera han sido "programadas" que las ven como hechos, como realidad. En segundo lugar, porque les aterra la posibilidad de perder el único mundo que conocen: el mundo de los deseos, los apegos, los miedos, las presiones sociales, las tensiones, las ambiciones, las preocupaciones, la culpabilidad..., con los instantes de placer, de consuelo y de entusiasmo que tales cosas proporcionan. Imagínate a alguien que temiera liberarse de una pesadilla, porque, a fin de cuentas, fuera ése el único mundo que conociera...: he ahí tu retrato y el de otras muchas personas.

Si quieres obtener una felicidad duradera, has de estar dispuesto a odiar a tu padre, a tu madre... y hasta tu propia vida, y a perder cuanto posees. ¿De qué manera? No desprendiéndote de ello ni renunciando a ello (porque, cuando se renuncia a algo forzadamente, queda uno vinculado a ello para siempre), sino, más bien, procurando verlo como la pesadilla que en realidad es; y entonces, lo conserves o no, habrá perdido todo dominio sobre ti y toda posibilidad de dañarte. Y al fin te habrás liberado de tu sueño, de tu oscuridad, de tu miedo, de tu infelicidad...

Dedica, pues un tiempo a tratar de ver tal como son cada una de las cosas a las que te aferras: una pesadilla que, por una parte, te proporciona entusiasmo y placer y, por otra, preocupación, inseguridad, tensión, ansiedad, miedo, infelicidad...

El padre y la madre: una pesadilla. La mujer y los hijos, los hermanos y hermanas: una pesadilla. Todas tus pertenencias: una pesadilla. Tu vida, tal como es: una pesadilla. Cada una de las cosas a las que te aferras y sin las que estás convencido de que no puedes ser feliz: una pesadilla... Por eso odiarás a tu padre y a tu madre, a tu mujer y a tus hijos, a tus hermanos y hermanas... y hasta tu propia vida. Por eso deberás dejar todas tus pertenencias, es decir, dejarás de aferrarte a ellas, y de ese modo habrás destruido su capacidad de dañarte. Por eso, finalmente, experimentarás ese misterioso estado que no puede ser descrito con palabras: el estado de una felicidad y una paz permanentes. Y comprenderás cuán cierto es que quien deja de aferrarse a sus hermanos y hermanas, a su padre. a su madre. a sus hijos, a sus tierras y posesiones... recibe el ciento por uno y obtiene la vida eterna.

UNA LLAMADA AL AMOR Anthony de Mello - Meditaciòn I


Meditación l
Recuerda la clase de sentimiento que experimentas cuando alguien te elogia, cuando te ves aprobado, aceptado, aplaudido... Y compáralo con el sentimiento que brota en tu interior cuando contemplas la salida o la puesta del sol, o la naturaleza en general, o cuando lees un libro o ves una película que te gustan de veras. Trata de revivir este último sentimiento y compáralo con el primero, el producido por el hecho de ser elogiado. Comprende que este primer tipo de sentimiento proviene de tu propia "glorificación" y "promoción" y es un sentimiento mundano, mientras que el segundo proviene de tu propia realización y es un sentimiento anímico. Veamos otro contraste: recuerda la clase de sentimiento que experimentas cuando obtienes algún éxito, cuando consigues algo que anhelabas, cuando "llegas arriba", cuando vences en una partida, en una apuesta o en una discusión. Y compáralo con el sentimiento que te invade cuando disfrutas realmente con tu trabajo, cuando de veras te absorbe por entero la tarea que desempeñas. Y observa, una vez más, la diferencia cualitativa que existe entre el sentimiento mundano y el sentimiento anímico. Y todavía otro contraste más: recuerda lo que sentías cuando tenías poder, cuando tú eras el jefe y la gente te respetaba y acataba tus órdenes, o cuando eras una persona popular y admirada. Y compara ese sentimiento mundano con el sentimiento de intimidad y compañerismo que has experimentado cuando has disfrutado a tope de la compañía de un amigo o de un grupo de amigos con los que te has reído y divertido de veras. Una vez hecho lo anterior, trata de comprender la verdadera naturaleza de los sentimientos mundanos, es decir. los sentimientos de autobombo y vanagloria, que no son naturales, sino que han sido inventados por tu sociedad y tu cultura para hacer que seas productivo y poder controlarte. Dichos sentimientos no proporcionan el sustento y la felicidad que se producen cuando contemplas la naturaleza o disfrutas de la compañía de un amigo o de tu propio trabajo, sino que han sido ideados para producir ilusiones, emoción... y vacío. Trata luego de verte a ti mismo en el transcurso de un día o de una semana y piensa cuántas de las acciones que has realizado y de las actividades en que te has ocupado han estado libres del deseo de sentir esas emociones e ilusiones que únicamente producen vacío. del deseo de obtener la atención y la aprobación de los demás, la fama, la popularidad, el éxito o el poder. Fíjate en las personas que te rodean. ¿Hay entre ellas alguna que no se interese por esos sentimientos mundanos? ¿Hay una sola que no esté dominada por dichos sentimientos, que no los ansíe, que no emplee, consciente o inconscientemente, cada minuto de su vida en buscarlos? Cuando consigas ver esto, comprenderás cómo la gente trata de ganar el mundo y cómo, al hacerlo pierde su vida. Y es que viven unas vidas vacías, monótonas. sin alma... Propongo a tu consideración la siguiente parábola de la vida: un autobús cargado de turistas atraviesa una hermosísima región llena de lagos, montañas, ríos y praderas. Pero las cortinas del autobús están echadas, y los turistas, que no tienen la menor idea de lo que hay al otro lado de las ventanillas, se pasan el viaje discutiendo sobre quién debe ocupar el mejor asiento del autobús, a quién hay que aplaudir, quién es más digno de consideración... Y así siguen hasta el final del viaje.

Discriminaciòn

A veces la discriminación está más en los que se sienten discriminados. La susceptibilidad de la personas, motivada por experiencias del pasado, hace que cualquier palabra o detalle, los haga ponerse a la defensiva y se sientan heridos. Todos somos miembros de una misma raza, la humana.

Es el miedo el que hace que se dé. El que discrimina es porque siente miedo del otro, y el que se siente discriminado también siente miedo.

Y el miedo existe por la falta de amor.
Tratar de localizar las "raíces" de nuestra identidad en un grupo racial o étnico particular es una ilusión. Es como un espejismo en el desierto. Tal sentido de identidad, lejos de servir como una base común de pertenencia compartida por todos, sólo realza las diferencias entre uno y los otros, y se convierte en una causa fundamental de conflicto y agresión. De hecho, si los miembros de cada grupo se retiran, buscando sólo sus propias raíces y orígenes, la sociedad puede resquebrajarse en mil pedazos, dividiendo un vecino contra otro y ocasionando resultados trágicos.

Lo que se necesita hoy en día es una transformació n fundamental de nuestro entendimiento de lo que significa ser humano. No debemos someternos a una nacionalidad o a una etnia. No debemos pensar que somos impotentes. No debemos considerarnos esclavos de nuestros genes. Fundamentalmente, tenemos un inmenso e ilimitado potencial. En esencia, cada ser humano es uno con el universo. ¡Cada individuo posee un inmenso poder y un infinito valor!

Es vital establecer en el corazón de cada persona una nueva y más profunda visión del ser humano, una visión que realce la dignidad inherente y la igualdad de todos los seres humanos. Yo creo que la solución más acertada al problema de la discriminación racial es una Revolución Humana, una reforma interior en las profundidades de la vida de los individuos para transformar el egoísmo que justifica el sometimiento de otros, y reemplaza por una visión llena de misericordia que no ve deferencias entre uno mismo y los otros y se esfuerza por lograr la coexistencia entre toda la gente.

La discriminació n es absolutamente maligna. Aquellos cuyas mentes están atrapadas en el engaño perjudican la vida de los demás, así como la propia.

La Tierra nos nutre a todos. Revitaliza a todo la gente sin distinción. Un vibrante manantial de pura misericordia surge de su suelo, y si podemos encontrar nuestras más profundas raíces en ese manantial que sustente toda la vida, entonces las diferencias superficiales de género y etnia no sólo dejarán de dividirnos, sino que nos enriquecerán a todos.

Por Daisaku Ikeda

sábado, 28 de julio de 2007

Osho - Meditaciòn

No tengas prisa. La prisa a menudo causa el retraso. Cuando tengas sed espera pacientemente, cuanto más profunda sea la espera, antes llega...
Has plantado la semilla, ahora siéntate a la sombra y observa lo que ocurre.
La semilla se abrirá y florecerá, pero no puedes acelerar el proceso...
No es preciso acaso un tiempo para todo?
Debes trabajar, pero deja el resultado a Dios. Nada en la vida se desperdicia, especialmente los pasos hacia la Verdad...
Pero a veces surge la impaciencia. La impaciencia llega con la sed pero es un obstáculo. Aguanta la sed y desecha la impaciencia. No confundas la impaciencia con la sed. Con sed hay anhelo pero con la añoranza hay espera, pero no exigencia mientras que con impaciencia hay exigencia pero no espera...Con sed hay lágrimas de silencio, con impaciencia hay una lucha inagotable. La verdad no puede ser tomada al asalto, se logra a través de la rendición, no a través de la lucha. Se conquista con la rendición total...

Meditación - Osho

Crèame, funciona!

LA BOTELLA

Un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed.

Por ventura, llegó a una cabaña vieja, desmoronada, sin ventanas,
sin techos, el hombre anduvo por ahí y se encontró con una pequeña
sombra dónde acomodarse para huir del calor y del sol desértico.

Mirando a su alrededor, vio una vieja bomba de agua, toda oxidada,
se arrastró hacia allí, tomó la manivela y comenzó a bombear, a
bombear y a bombear sin parar, pero nada sucedía!

Desilusionado, cayó postrado hacia atrás; notó que a su lado había
una botella vieja, la miró, la limpió de todo el polvo que la rodeaba,
y pudo leer un recado que decía: Usted necesita primero purgar la
bomba con toda el agua que contiene esta botella mi amigo, después,
por favor tenga la gentileza de llenarla nuevamente antes de marchar.

El hombre desenroscó la tapa de la botella, y en realidad, ahí estaba
el agua.

¡La botella estaba llena de agua!

De repente, él se vio en un dilema:

Si bebía aquel agua podría sobrevivir, pero si la vertía en esa bomba
vieja y oxidada, tal vez obtendría agua fresca, bien fría, del fondo
del pozo, y podría tomar toda el agua que él quisiese, o tal vez no,
tal vez, la bomba no funcionase y el agua de la botella sería desperdiciada...

¿Qué debía hacer?

¿Derramar el agua en la bomba y esperar a que saliese agua fresca
o beber el agua estancada de la botella e ignorar el mensaje?

¿Debería perder toda aquella agua en la esperanza de aquellas
instrucciones poco confiables escritas no se cuánto tiempo atrás?

Con reluctancia, el hombre derramó toda el agua en la bomba,
enseguida agarró la manivela y comenzó a bombear y bombear, y
la bomba comenzó a rechinar sin parar, pero… ¡nada pasaba!

La bomba continuaba con sus ruidos y entonces surgió un hilo de
agua, después un pequeño flujo y finalmente, el agua corrió con
abundancia, agua fresca, cristalina, él llenó la botella y bebió
ansiosamente, la llenó otra vez y tomó aún más de su contenido
refrescante.

Enseguida, la llenó de nuevo para el próximo viajante, la llenó
hasta la boca, tomó la pequeña nota y aumentó la frase "CRÉAME
FUNCIONA".

Julio Cortàzar - Instrucciones para dar cuerda al reloj


Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Instrucciones Para Dar Cuerda Al Reloj
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan ¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa. Julio Cortázar


viernes, 27 de julio de 2007

Macondo , al lado de este pueblo, es Parìs...


Preguntaste acerca de la escritura de mis memorias.Tiembla el Vaticano! respondì , ignorante de cualquiera de nuestros inminentes futuros que es lo mismo que hablar de este incierto presente.No.No es lo mismo.Aquel dìa, afuera, el sol llovìa sobre la vegetaciòn.Sè que era pasado el mediodìa.Yo estaba de espaldas a la ventana.No se que buscabas en las entrañas del monstruo maldito.Tal vez algo que te ayudara a zafar.Quiensabe.Cuàntas cosas dijimos en tan poco tiempo.El aire olìa a futuro perfecto.Yo soñaba , deseaba champagne, cama, cigarrillo, palabras...Nunca me atrevì a reconocerlo.Yo nunca serìa Virginia Woolf aunque muchos me teman ni vos Vincent.Y quien querìa eso.A quien le importaba que fueses como otro si solo sos vos siendo vos.Perdona a los ignorantes.Vos y yo enfermos de soberbia.Me gustaria que sepas que voy a escribir mis memorias aunque no sea ni Sotang ni Rosa Regàs ni la Storni.
Nos juntò La Mala Leche.Viste que el vulgo dice que dios nos crìa y el viento nos amontona.Error.En nuestro caso La mala Leche.Ya sabemos como actua la mala leche.Mejor dicho es tan sibilina que jamàs sabras como actùa en verdad.Ni nos juntò ni nos amontonò.Solo ese retazo de tarde pintado de luz y nosotros en una habitaciòn en semipenumbra.Cuànta testosterona llegaba a mis oidos! Y cuànta era la cultura que llegaba a erotizarme. Siento que vos soy yo.Quiero darte la mano.Solo eso.Decirte, que alguien te diga que nunca dejè de estar conectada contigo.No sos mi amigo ni lo fuiste.Somos algo mucho mas que eso, a quièn le importa què. Si yo fuera Dios... ( Angel Gonzalez).Nosotros.Hicimos lo que pudimos.Nunca me animè a ser clara o tal vez fui demasiado explicita.Creo que debo despedirme simbòlicamente.No me gustan las despedidas y no tolerarìa que justo vos, me vieras llorando.Suelto tu mano de mi mano , mi mano de tu mano, suelto tu espìritu que no me deja ni a sol ni a sombra y me aturde con un silencio helado diciendo que a mi me va a pasar lo mismo. Que patee el tablero! Vos tambien patealo.Voy a escribir mis memorias.Pateà el tablero, macho.Hacè un gol de media cancha que cierre el campeonato y grità, grità fuerte, muy fuerte : este soy yo !Al final hoy tambien vamos a terminar distanciados...Jajajaja ! Si algo hubo entre nosotros fue distancia y Movistar.Una brecha insuperable dentro de esta ciudad antropòfaga, como dice Anìbal, Macondo es Parìs al lado de este pueblo .Puta .Y yo que me creìa a veces Isabel mientras llovia.Otras la Càndida Erèndira.Y resulta que ni Macondo ni Comala porque si Macondo es Parìs, Komala es Venice...Au revoir.Y sabes por que puedo escribir este vòmito catàrtico? porque no me escuchas.Ya llega...Volveremos a vernos.Quien sabe dònde.Quièn sabe cuando.Me voy y espero pronto salir con vida antes que me morfe el monstruo y me se siga alimentando de mi La Mala Leche.Vos ya sabès.Despuès vendrà un tiempo loas y vivas.Pero hacè como Ulises con las Sirenas.Tapate los oìdos.Son unos hipòcritas, mentirosos...ella tambièn, sabès?Pero ese regalo que le has hecho te debe haber costado ...se lo merecìa.Dale decime una de tus frases agudas y me voy a esperare el trolebus que me devuelva a la infancia.Ah...te cuento algo, La Mala Leche
està en el fezeer for ever, ordenadas en orden de mala leche las malas leches quedaràn ahì, mi estimado e ilustre desconocido conocido.
Hasta la pròxima atemporalidad .Hasta cualquier esquina.Usted sabe que lo llevarè en mi mochila.Hasta cualquier coordenada.Nunca pude explicarle lo del vudù.Nunca pude tantas cosas...Chau.Si ya se que lo mio es la desmesura.No di ni dos pasos y ya me critica! Tiene razòn Anìbal, Macondo , al lado de este pueblo, es Parìs...

Cartas a Teo ( fragmento ) Vincent Van Gogh

“Si algo en el fondo de ti te dice: ‘tú no eres pintor’, es entonces cuando hace falta pintar, viejo, y esta voz se callará, pero solamente por este medio; aquel que sintiendo esto se va a casa de sus amigos y les cuenta sus penas, pierde un poco de su energía, un poco de lo que mejor lleva dentro. Sólo pueden ser tus amigos aquellos que también luchen contra esto, aquellos que por el ejemplo de su propia actividad estimulen lo que hay de activo en ti. Es preciso ponerse a la tarea con un aplomo, con una cierta conciencia de que lo que se hace es conforme a la razón, así como el labriego guía su carreta o como nuestro amigo que, en mi pequeño croquis, rastrilla su campo, y lo rastrilla él mismo. Si no se tiene caballo, uno mismo es el propio caballo, y esto es lo que una multitud de personas hacen aquí. Hay una frase de Gustavo Doré que yo he encontrado siempre muy bella: ‘Tengo la paciencia de un buey’. Yo veo dentro de ella a la vez algo bueno, una cierta honestidad resuelta; en fin, esta frase contiene muchas cosas: es una verdadera frase de artista. Cuando se piensa en personas en las cuales el espíritu concibe cosas de este género, me parece que los razonamientos que sólo asoman en boca de los marchands de cuadros, a propósito de ‘artistas dotados’, no son más que un horrible graznido de cuervo. ‘Tengo paciencia’, qué sereno es esto, qué digno; tal vez no se diría si precisamente no hubiera todos estos graznidos de cuervos. Yo no soy un artista *qué grosero es esto-, incluso pensándolo de sí mismo *¿será posible no tener paciencia, no aprender de la naturaleza a tenerla, a tener paciencia viendo cómo aparece silenciosamente el trigo, crecer las cosas? -¿será posible valorarse como una cosa tan absolutamente muerta, que hasta se llegue a pensar que ni siquiera se puede crecer más? ¿Pensaría alguien, por ventura, en contrariar intencionalmente su desarrollo? Digo esto para hacer ver cuán tonto encuentro el hablar de artistas dotados o no dotados. Pero si se quiere crecer, es preciso hundirse en la tierra. Te digo pues: plántate en la tierra de Drenthe y germinarás; no te seques en el empedrado. Hay plantas que crecen en las ciudades, me dirás; sea, pero tú eres trigo, y tu lugar está en un campo de trigo... No pienso decirte nada nuevo, en lo más mínimo; te pido tan sólo que no vayas al encuentro de ideas mejores que las que ya llevas dentro.” Vincent Van Gogh, Cartas a Théo Drenthe, 1883

jueves, 26 de julio de 2007

EVA por Marìa Elena Walsh


Calle Florida, túnel de flores podridas.
Y el pobrerío se quedó sin madre
llorando entre faroles sin crespones.
Llorando en cueros, para siempre, solos.
Sombríos machos de corbata negra
sufrían rencorosos por decreto
y el órgano por Radio del Estado
hizo durar a Dios un mes o dos.
Buenos Aires de niebla y de silencio.
El Barrio Norte tras las celosías
encargaba a París rayos de sol.
La cola interminable para verla
y los que maldecían por si acaso
no vayan esos cabecitas negras
a bienaventurar a una cualquiera.

Flores podridas para Cleopatra.
Y los grasitas con el corazón rajado,
rajado en serio. Huérfanos. Silencio.
Calles de invierno donde nadie pregona
El Líder, Democracia, La Razón.
Y Antonio Tormo calla "amémonos".
Un vendaval de luto obligatorio.
Escarapelas con coágulos negros.
El siglo nunca vio muerte más muerte.
Pobrecitos rubíes, esmeraldas,
visones ofrendados por el pueblo,
sandalias de oro, sedas virreinales,
vacías, arrumbadas en la noche.
Y el odio entre paréntesis, rumiando
venganza en sótanos y con picana.

Y el amor y el dolor que eran de veras
gimiendo en el cordón de la vereda.
Lágrimas enjuagadas con harapos,
Madrecita de los Desamparados.
Silencio, que hasta el tango se murió.
Orden de arriba y lágrimas de abajo.
En plena juventud. No somos nada.
No somos nada más que un gran castigo.
Se pintó la República de negro

No descanses en paz, alza los brazos,
no para el día del renunciamiento
sino para juntarte a las mujeres
con tu bandera redentora
lavada en pólvora, resucitando.

No sé quién fuiste, pero te jugaste.
Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo,
metiste a las mujeres en la historia
de prepo, arrebatando los micrófonos,
repartiendo venganzas y limosnas.
Bruta como un diamante en un chiquero
¿Quién va a tirarte la última piedra?

Quizás un día nos juntemos
para invocar tu insólito coraje.

Todas, las contreras, las idólatras,
las madres incesantes, las rameras,
las que te amaron, las que te maldijeron,
las que obedientes tiran hijos
a la basura de la guerra, todas
las que ahora en el mundo fraternizan
sublevándose contra la aniquilación.

Cuando los buitres te dejen tranquila
y huyas de las estampas y el ultraje
empezaremos a saber quién fuiste.
Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva,
única reina que tuvimos, loca
que arrebató el poder a los soldados.

Cuando juntas las reas y las monjas
y las violadas en los teleteatros
y las que callan pero no consienten
arrebatemos la liberación
para no naufragar en espejitos
ni bañarnos para los ejecutivos.

Cuando hagamos escándalo y justicia
el tiempo habrá pasado en limpio
tu prepotencia y tu martirio, hermana.
Tener agallas, como vos tuviste,
fanática, leal, desenfrenada

María Elena Walsh



Eva , la genuina...






















Hoy me regalaron ...

La estatua del Buda de barro alcanzaba casi tres metros de altura. Durante generaciones había sido considerada sagrada por los habitantes del lugar. Un día, debido al crecimiento de la ciudad, decidieron transladarla a un sitio más apropiado. Esta delicada tarea le fue encomendada a un reconocido monje, quien, después de planificar detenidamente, comenzó su misión. Fue tan mala su fortuna que, al mover la estatua, ésta se deslizó y cayó, agrietándose en varias partes. Compungidos, el monje y su equipo decidieron pasar la noche meditando sobre las alternativas. Fueron unas horas largas, oscuras y lluviosas. El monje, en vez de desesperarse, se enfocó en encontrar una salida. De repente, al observar la escultura resquebrajada, cayó en cuenta que la luz de su vela se reflejaba a través de las grietas de la estatua. Pensó que eran las gotas de lluvia. Se acercó a la grieta y observó que detrás del barro había algo, pero no estaba seguro qué. Lo consultó con sus colegas y decidió tomar un riesgo que parecía una locura: Pidió un martillo y comenzó a romper el barro, descubriendo que debajo se escondía un Buda de oro sólido de casi tres metros de altura. Durante siglos este hermoso tesoro había sido cubierto por el ordinario barro. Los historiadores hallaron pruebas que demostraban que, en una época, el pueblo iba a ser atacado por bandidos. Los pobladores, para proteger su tesoro, lo cubrieron con barro para que pareciera común y ordinario. El pueblo fue atacado y saqueado, pero el Buda fue ignorado por los bandidos. Después, los sobrevivientes pensaron que era mejor seguir ocultándolo detrás del barro. Con el tiempo, la gente comenzó a pensar que el Buda de Oro era una leyenda o un invento de los viejos. Hasta que, finalmente, todos olvidaron el verdadero tesoro porque pensaron que algo tan hermoso no podía ser cierto. Patricia, Tus tesoros son nuestra capacidad de dar, disfrutar, agradecer, reír; de perdonar, de soñar en grande, de pasar por encima de las pequeñeces y de valorar en ti mismo y en otros lo que verdaderamente es importante. Arriésgate a ver tu vida a través del barro y te darás cuenta de que eres un tesoro rodeado de riquezas.


y lo comparto...