" La realidad exige que también mencionemos esto: la vida sigue.
Hay tanto Todo que la Nada se esconde casi gentilmente.Hay tantas
cosas sucediendo siempre que deben estar pasando en todas partes.
Este terrible mundo no está desprovisto de encantos,de las mañanas
que hacen inestimables los despertares.
Quizás todos los campos son campos de batalla,
todas las tierras lo son, las que recordamos y las que se han olvidado:
los bosques de abedules, cedros, abetos, la blanca nieve,
las amarillas arenas, la gris grava, los iridiscentes pantanos,
los cañones de negra derrota, donde, en tiempos de
crisis, puedes esconderte debajo de un arbusto.
¿Qué moral sacamos de esto?
Probablemente ninguna.
BAJO UNA PEQUEÑA ESTRELLA
Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado
por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo
el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco
de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño
a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme,
aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas
respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia,
que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos,
cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica
porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas
y que me esfuerce después para que parezcan ligeras.