martes, 28 de agosto de 2007

Orlando Barone : Carta Abierta

La mujer que derramó las lágrimas más fuertes
08/28/2007 - 12:00:00
Autor: Orlando Barone




Las lágrimas de Elisa Carrió de anoche fueron la demostración de su fuerza; aunque nadie hubiera necesitado de una comprobación que se daba por cierta. No se trata de que son buenas y mejores lágrimas porque las derramó una mujer, sino porque las derramó un referente crucial de la política argentina. Fueron lágrimas de resistencia no de debilidad.

Lágrimas sin restricción de género o de sexo: lágrimas de la condición ciudadana.

Que haya sido absuelta quien para gran parte de la sociedad no merecía ni siquiera estar en el banquillo, es un hecho que reconforta y afirma el valor de la Justicia.

Justicia tantas veces sospechada desde la razón con razón. O también descalificada por prejuicios o emociones; por ignorancia o intención.

Carrió ya dejó de ser la juzgada, y vuelve a ser lo que es: la acusadora y fiscalizadora de la política. Donde más se la necesita. Porque en la democracia en permanente construcción todos los políticos que van de frente, acertados o no, moderados o intensos, son imprescindibles. Sin política, sin Estado una sociedad sería una tómbola; sin una militancia como la de la Carrió -que no es la única- la discusión de ideas sería un reservorio de bostezos o un cautiverio resignado.

Acaso sea ella la más obsesiva y exaltada; la más encendida y difícil de apagar. Y propensa a correr riesgos de machismo antagónico, de ninguneo o de burla. Son gajes del oficio.

Elisa Carrió los asume y acaba de probarlo.

Por eso el veredicto que la libera de un delito que ella no cometió es un alivio democrático. Su condena hubiera sido un escándalo aunque la pudieran avalar argumentos. Para enjuiciar con culpa a una persona como Carrió la Argentina tendría que haber dado antes muestras de que enjuició a muchos a los que dejó sueltos. Y ricos.

Ahora ella recobra su espíritu para ser candidata a presidenta. Es como si hubiera superado un fugaz obstáculo al que , de algún modo, su temeridad y agudeza verbal suelen desafiarla. Y van a seguir desafiándola porque ese es su estilo. Su apuesta moral e ideológica y también su exageración de la eucaristía y lo eclesiástico..

Elisa Carrió no fue presa. De todos modos cualquiera sabe que una condena no hubiera cambiado ni siquiera una letra lo que piensa.

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